Shawn Achor, entrenador de empresas, autor y orador, comparte siempre una anécdota que, según él, marcó el comienzo de su trabajo como investigador de la felicidad: todo partió del hecho de haber visto a su hermana caerse cuando estaba pequeña.
Esta vez contó su experiencia a los asistentes a la Total Rewards Conference & Exhibition 2015. Su charla de una hora se centró en la felicidad y la aparentemente imposible tarea de divorciar la felicidad interior de los acontecimientos que están sucediendo a nuestro alrededor.
Según Achor, los seres humanos viven en revoluciones gemelas. Se trata de una revolución tecnológica, con el advenimiento de opciones y soluciones más rápidas y prácticas. La otra revolución, dijo, es más poderosa pero oculta, y está bastante atada a la humanidad misma.
«El cerebro humano puede procesar 40 bits de información por segundo», esto le permite tomar decisiones acerca de lo que elige sentir y experimentar. Cuando la hermana de Achor se golpeó, él actuó rápidamente para evitar que llorara y dijo lo primero que se le vino a la mente: «¡ Aterrizaste en las manos y las rodillas ¿Sabías que es humanamente imposible?». Ella se detuvo, con una expresión de confusión en su rostro y él aprovechó para agregar a su comentario » tú debes ser un unicornio.»
Después de la risa de la audiencia, Achor explicó lo que había sucedido. En ese momento, su hermana tenía la posibilidad de elegir entre molestarse por la caída o centrarse en la creencia de que era un unicornio. Ella eligió la segunda opción, por lo tanto no lloró ni gritó.
Lo anterior demuestra que «científicamente, la felicidad es una opción para el cerebro humano», dijo, y añadió que es posible elevar los niveles de felicidad más allá de los establecidos y predispuestos por la genética o el entorno. El primer paso para ello es comprender qué es la felicidad en realidad.
«Cuando la gente piensa en» felicidad «piensa automáticamente en placer». El optimismo es otra mentalidad que se confunde a menudo con la felicidad, y si bien se reconoce lo importante puede ser, también se señala que puede hacer que las personas disfruten de las condiciones actuales, sin esperar nada más en el momento.
Otra de las cosas que se suelen confundir y asociar a la felicidad es precisamente la felicidad a ciegas, pues muchas veces «creemos que tenemos que estar ciegos si queremos ser felices, pero como lo dijo el propio Achor, la ignorancia no conduce a la felicidad».
Él define la felicidad como «la alegría que se siente cuando se está creciendo hacia el potencial que nos hace querer participar más y conectarnos socialmente con otras personas.»
Cuando muchos se despiertan cada mañana, lo primero que hacen es encender las noticias o mirar sus teléfonos. La mayoría de los titulares; sin embargo, son malas noticias. Debido a esto, el cerebro comienza a creer que las malas noticias son lo «normal», lo que resulta convirtiéndose en un valor atípico y erróneo que tiende a la generalización.
Cambiar la forma en que pensamos, o el lente a través del cual vemos el mundo, es duro. Después de la realización de investigaciones en 51 países de todo el mundo, Achor encontró que el 80% y el 85% de la gente no puede controlarse a sí misma.
Pero entonces, ¿cómo hacer efectiva esa búsqueda de la felicidad?
«Para alcanzar la felicidad a largo plazo, el 90% depende de cómo procesamos nuestras experiencias … «Si nos fijamos primero en los incendios y las angustias, evidentemente nos olvidamos de los aspectos positivos.»
Achor optó por desafiar a los participantes para comenzar una intervención “45 segundos por 21 días”. Esto significa que durante 45 segundos cada día, debían pensar en tres cosas concretas por las que se sintieran agradecidos, no solo una palabra sino pensar en la experiencia completa específica..
Ejemplo: la gratitud, «Estoy agradecido porque mi hijo me abrazó hoy, eso me demuestra que soy amado y que se siente bien.»
Achor acabó este ejercicio con un niño pesimista por defecto, a quien convirtió en el niño, según él, optimista por defecto. Sorprendentemente, el mismo resultado se dio con un hombre de 80 años de edad. «Ese cambio de 45 segundos triunfó sobre 80 años de hábito en 21 días», afirmó, esto muestra, que la felicidad tampoco es una cuestión de edad, “ nunca es tarde para ser feliz”.
Al aumentar la felicidad, la gente se puede transformar y comenzar a trabajar realmente hacia un mayor potencial, que no sólo es bueno para las personas, sino también para los negocios. «Pero sólo funciona si se muda de la 'información' a la 'transformación'» así que la invitación es para los líderes de las organizaciones a que inicien esa búsqueda de la felicidad y la transmitan a su fuerza de trabajo pues devendrá en cosas positivas para su negocio.
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*Basado en el texto de Andrea Ozías, gerente senior de noticias, publicaciones y comunicaciones en WorldatWork, con sede en Scottsdale, Ariz.
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