De los mensajes que leí en las redes sociales sobre este comienzo de año, me llamó la atención uno que decía, “el año no cambia, el que cambia soy yo” y me conecté profundamente. Por un lado, es innegable que con el paso del tiempo y de forma lógica, natural o simplemente evolución haya cosas y situaciones que ya no me conecten por mi momento de vida y otras que veía tan lejanas e inimaginables que hoy son las que dictan mi ritmo y modo de actuar enfocadas en brindar bienestar y prosperidad a mi familia.
Por otro lado, reflexiono sobre esta frase desde el plano individual, del ser, de los cambios que quiero o deseo provocar en mi vida y la bienvenida del nuevo año se convierte en un espacio de reconexión con esos propósitos, un espacio que me invita a la coherencia, que me recuerda que en la mayoría de ocasiones las cosas no pasan por mi incompetencia y que debo ser consciente de esto y no voltearle la mirada a la vida como si pudiera ignorar el desenlace natural de las cosas.
Por Jose Miguel Caro Lasso
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