Muchas veces bajo la creencia que solo podemos ser felices en nuestro trabajo si cumplimos con la frase de Confucio «Haz lo que amas y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida».
Esta es una frase que sin duda es más fácil decir que aplicar, es más fácil aconsejarla que vivirla. La propuesta que hoy planteamos está más centrada en amar lo que hacemos, lograr ver el trabajo, por ejemplo, con sus complejidades y dificultades, no como tal sino como una tarea cuya realización disfrutamos, pues por más que realicemos día a día cosas que nos gustan y apasionan, no siempre es igual de fácil y placentera su realización. Lo que esta a nuestro alcance ya, para experimentar aquí y ahora ese bienestar, esta en amar lo que hacemos y para esto sugerimos vivir bajo nuestro modelo ADN de la Felicidad, en donde la Coherencia, Gratitud, Servicio, Compasión y Resiliencia se unen dando una mezcla perfecta para poder experimentar felicidad en nuestro trabajo. ¿Será posible que si trabajamos 40 años en promedio en nuestras vidas, al rededor de unas 2.400 horas cada año podamos ser felices sin lograrlo en nuestro trabajo? Nosotros no lo creemos, y es por eso que los invitamos a que encuentren un propósito en su hacer diario para que podamos conectarnos de forma coherente en nuestro trabajo, la coherencia la logramos cuando lo que pensamos, decimos, sentimos y hacemos está en armonía, es lo mismo.
La gratitud nos conecta con el presente, nos revela las cosas mágicas que tenemos hoy, empezando por estar vivos, a partir de ese momento podemos vivir la vida ejerciendo el liderazgo de alguien que es consciente que su felicidad depende solo de sí mismo, de nadie más en vez de asumir el rol de víctima, en donde siempre señalamos culpables y encontramos razones para no vivir la vida de forma extraordinaria, y eso lo conseguimos agradeciendo.
Cuando nos entregamos al Servicio, entendemos que en cada una de las relaciones que tengamos en nuestro día a día podemos servir, podemos conectarnos con este propósito que firmemente creo tenemos todos los seres humanos, entender que vinimos a servir nos permite de alguna forma entender que la vida no cuenta los pasos que damos cada día, pero siempre cuenta las huellas que dejamos; cuando servimos elegimos dejar huellas positivas y amorosas en todo lo que hacemos, ten en cuenta cual es tu motor y desde donde te estás moviendo, a veces simplemente actuamos y no somos conscientes que muchas veces nos movemos desde nuestros miedos, nuestro Ego, de forma arrogante y prepotente, sin embargo, cuando nos movemos con bondad, con generosidad y con amor nos acercamos más a la Compasión, que sería nuestro cuarto elemento.
Por último, y no menos importante invitamos a cultivar la Resiliencia, que es nuestra capacidad de enfrentar la adversidad y volver fortalecidos de ella. La vida nunca va a dejar de entregarnos situaciones y adversidad, y es la resiliencia la que nos permite enfrentar estos momentos y convertirlos en oportunidades. Hoy pensamos que debemos adaptarnos al cambio, perdiendo de perspectiva que vivimos en cambio constante y quienes no entendamos esto, vamos quedando atrás en el camino; un camino cada vez más exigente, en donde es más importante fortalecer el carácter que el físico y más importante adquirir fortaleza interior que contar con riquezas en el exterior, pero esta mirada de valorar aquellos quienes viven en lo efímero, en lo superficial nos roba felicidad y paz en nuestras vidas. “Soy un admirador de la belleza, disfruto las cosas materiales, pero yo poseo las cosas, ellas no me poseen a mí”.
Una de las principales relaciones que sugerimos cultivar es la relación con nuestros líderes, en repetidas ocasiones hemos oído que las personas no renuncian a las organizaciones, que renuncian a sus líderes, lo invitamos a que no delegue la relación exclusivamente en su líder, y asuma su parte y nunca olvide que «para bailar tango se necesitan dos» y usted es una parte activa en todas sus relaciones, haga su parte de la solución y de lo mejor que tenga para que su relación con su líder, con su jefe con su superior cambie de ritmo y eso en el 50% depende de usted.
Como líder también tome esta responsabilidad asumiendo su posición privilegiada, es decir, el hecho de ser líder y dentro del organigrama asumir mayores responsabilidades. Recuerde que su equipo hace posible que usted esté ahí y siga creciendo. Conozca a las personas que trabajan con usted, no como jefe o líder, sino como ser humano. Todos los seres humanos nos movilizamos de acuerdo con nuestras emociones y si nuestro equipo siente afecto por nosotros el nivel de compromiso, convicción y entrega será mayor. Recuerde la regla de oro «Trate a los demás como quiere ser tratado».
La felicidad depende únicamente de usted, no delegue esta decisión que es suya y de nadie más. La felicidad es democrática y lo invitamos a que hoy elija ser feliz, amar y servir desde la silla en la que se encuentre.
Andrés Ramírez
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