Por: Ángela Hernández, Gerente de Consultoría en Plurum
En el mundo organizacional, escuchamos conceptos que de alguna manera se han vuelto parte del discurso, pero realmente no sabemos a ciencia cierta si detrás de cada uno de ellos, existe una reflexión real, un análisis detallado y como consecuencia la intención de tomar acción sobre las causas reales que pueden ocasionar brechas que impacten la cultura. Es por ello, que hoy quiero abordar uno de los grandes desafíos que tienen las organizaciones y esta relacionado con la demanda laboral o cargas de trabajo, por cierto, nombres que no me hacen tanto “eco” porque al final lo relacionan con un esfuerzo algo doloroso y hasta enemigo de lo humano.
Si bien el trabajo, nuestro rol o desarrollo profesional, está asociado al tiempo que le dediquemos y a la gestión que tenemos sobre este para dar cumplimiento a los objetivos y metas trazadas, hemos evidenciado cómo, lo que puede ser un aliado en nuestro propio desarrollo, ha pasado a ser uno de los más grandes desafíos personales, laborales y por supuesto organizacionales. Y es que muchos hablamos de la problemática entorno al estrés como consecuencia del “poco tiempo” que tenemos para realizar nuestra agenda de vida. Es allí donde cobra gran relevancia el tomar control sobre nuestras prioridades y urgencias para alcanzar aquello que es importante, pero sobre todo porque nos genera gusto y satisfacción.
Quiero hacer referencia a una de las más recientes publicaciones realizadas por la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico), clic para verla, que relaciona el ranking de los países que más horas trabajan al año y en donde Colombia ocupa el primer puesto; lo que de alguna manera enmarca el contexto de este artículo y es que de raíz somos una cultura que dedica gran parte de su tiempo al trabajo lo cual hace sentido con el hecho de tener que satisfacer las necesidades fundamentales y otras adquiridas, en un país con un costo de vida alto; sin embargo y trascendiendo las cifras, quisiera que revisáramos más en lo personal y en la mejor y más importante de las empresas, nuestra vida; de qué manera estamos optimizando nuestro tiempo para que lo que puede ser percibido como exceso de trabajo, realmente sea validado a través de la forma en la que gestionamos lo que tenemos y queremos hacer.
La falta de foco, el exceso de distractores, la procrastinación, la falta de rutinas útiles, solo son algunos de los elementos que valen la pena revisar, para que de manera muy consciente y sin juicios de valor, revisemos si en realidad lo que hoy sentimos como carga de trabajo, asociada a la falta de tiempo, es realmente así (no lo discuto sí lo es) o por el contrario lo que tenemos que empezar a gestionar y que está totalmente bajo nuestro control es la forma en la que hacemos uso de aquello tan valorado como es el tiempo, con el que podemos generar alianzas que nos permitan tener eso que hoy llamamos equilibrio o conciliación, pero que realmente es una integración entre la vida personal y laboral. Por eso el llamado es a que el tiempo sea el vehículo de las posibilidades y el argumento para lograr tus propósitos. Reaprender hábitos y darle valor a lo importante seguramente pueden marcar una hoja de ruta más clara para administrar tu trabajo y en general las cosas de tu vida.
*Créditos de la imagen: Marketing Directo