Han pasado unos cuantos días desde que se determinó el nuevo incremento al salario mínimo en Colombia, el cual, cómo era de esperarse, tuvo un incremento del costo de vida en algunos pocos puntos por encima.
El salario mínimo en Colombia es como un adorno navideño viejo que solo nos acordamos que existe cuando estamos decorando la casa y que termina escondido en algún rincón porque nos cuesta trabajo deshacernos de este y que año tras año en los primeros días de enero volvemos a recoger y empacar hasta la siguiente víspera; especialmente en este 2017 se guardará con un regalito navideño que nos dejaron, la reforma tributaria.
Lo que es claro, es que este salario más que mínimo es irrisorio y no cumple con las condiciones vitales para generar tranquilidad, estabilidad y progreso sostenido a una persona y su familia y por el contrario lo obliga a continuar moviéndose en un entorno de informalidad y evasión que al final lo que genera es que nuestro arbolito de la ilegalidad y la corrupción siga adornándose y brillando perpetuamente.
Sencillamente no es viable que un país que pregona querer el bienestar y la felicidad para sus habitantes pretenda lograr este objetivo por cuenta de una parálisis en las decisiones que lo que hacen es profundizar la brecha de la desigualdad en un escenario donde la estadística no sirve, donde los promedios pueden generan optimismo, pero los extremos terror.
Es difícil mantener el optimismo en este momento que afronta el país, sin embargo, desde mi posición individual, me comprometo a no pagar a nadie de mi empresa o mi casa el mínimo, a incrementar los salarios de forma justa y equitativa, a generar menos utilidad, pero mayor progreso, a ser enfático en las compañías a las que acompaño en el día a día que el éxito por definición es el resultado feliz de un negocio, y que esa felicidad se logra generando entornos de bienestar integral y sostenido que todo comienza por lo que pagamos, desde allí se arranca el recorrido para dignificar una sociedad que tanto lo necesita.
Jose Miguel Caro
CHO Plurum
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