No renunciamos a las organizaciones ni a nuestros jefes, renunciamos a nuestra capacidad de relacionarnos

 

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Quiero plantear un escenario que apunta seriamente a nuestra forma de educar, como padres, como academia y como organizaciones, pues el proceso nunca termina.

 

Cuando llego a las organizaciones veo adultos, adultos relacionándose con otros adultos, en una incapacidad de hacerlo que habla pésimo de nuestro modelo educativo.  Nos enseñan poco o nada a relacionarnos, a enfrentarnos a la adversidad, estamos evitando a toda costa el sufrimiento sin tener en cuenta que un poco es necesario, es lo que nos forma en la niñez para la resiliencia y para seguir adelante siempre, así si nos caemos 7 veces, nos levantaremos 8.

 

Hoy los padres estamos más ausentes que nunca, ambos trabajamos, los niños no salen a relacionarse con otros niños, cada vez tenemos menos hermanos, nos conectamos más a la tecnología y vivimos en un mundo digital, lo que nos aleja cada vez de relacionarnos con otros y lo que nos impide construir relaciones de largo aliento siendo quienes somos, pues el mundo digital nos permite tener posturas y sobreactuarnos.

 

Hoy los padres, la academia y las organizaciones están más preocupadas por cómo hacemos para no agredir a nadie con nuestro lenguaje, con nuestras formas, para que todos hablemos desde el observador, dando siempre un “feedback” positivo, teniendo relaciones empáticas y siempre con asertividad.  ¿En qué mundo viven? ¿Con que tipo de personas se relacionan? Si bien soy un promotor de crear entornos saludables, reales y auténticos, siento que estamos llevando siempre todo al extremo y ahora no le podemos hablar a nadie ni decirle nada, porque sufrimos de hipersensibilidad emocional.

 

Considero que la postura de la Felicidad es que logremos crear relaciones extraordinarias, profundas, pero sobre todo reales y deben tender no solo a que yo me acerque de forma empática y asertiva hacia los demás, sino que logre sobreponerme a formas poco empáticas, cariñosas y positivas de otros seres humanos o de situaciones de la vida que no nos gustan, construyendo límites, autoestima y amor propio, construyendo un ser humano que no viva buscando aceptación, aprobación y afecto de otros en definitiva, un adulto que se relaciona con otro cuando llega a la organización, en donde si bien, no dejarán de existir las jerarquías, pero se pueda ver al otro como un igual.

No podemos seguir desconociendo de partida que el 50% de la relación con otros depende de mí.  La felicidad promueve que asumamos responsabilidad sobre nuestra vida.

 

Por mi parte, soy promotor de formar seres humanos coherentes, agradecidos, con vocación de servir a otros, compasivos y resilientes, lo suficientemente estructurados para que soporten lo que sea que venga de afuera y así ser los dueños de su vida y de sus relaciones, al menos en ese pedazo que a cada uno de nosotros nos corresponde.

Las personas no renunciamos ni a las organizaciones ni a nuestros jefes, renunciamos a nuestra capacidad de relacionarnos.

 

 ANDRES RAMÍREZ ORDÓÑEZ

Creador de Sueños

PLURUM

Profesor de Felicidad

@aro1975

 

 

 

 

 

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