El romanticismo de la verdad

 

 

 

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Nuevamente a diez mil pies de altura, luego de un viaje de 3 días y vuelo atrasado como ya es usual en mi trayecto preferido de cualquier viaje de trabajo – regresar a casa para estar con mi familia – quiero compartirles mi reflexión alrededor de una frase poderosa, que no me acuerdo a quién se la escuché o se la robé, pero que me ha servido como un adecuado conector a la hora de entablar relaciones directas, abiertas y sinceras con las personas cercanas o las que día a día me encuentro en el camino, es el ROMANTICISMO DE LA VERDAD. Esta contundente afirmación ha afianzado algo que desde hace mucho tiempo he comprobado en los múltiples procesos, proyectos y relaciones que tengo la fortuna de emprender y es que al común de los mortales lo que nos lleva a cortar una relación de cualquier tipo es el hecho de no tener claro el escenario o no saber cuáles son las bases del juego, cuál es la realidad del terreno que pisamos y desde el principio saber qué es negociable y a qué tenemos que renunciar.

 

Como ya es costumbre trato de aterrizar esto en el escenario organizacional, desde mi emprendimiento, ese que desde hace cortos (o eternos) dos años me ha llevado a repensarme, transformarme y descubrir nuevos talentos, falencias y especialmente a entrar en razón de que en el agreste mundo de los negocios, la verdad y la claridad son muy bien aceptadas debido a que te permiten decirle a tu cliente que él está apostando porque  lo que  le estas proponiendo nunca lo has hecho pero que cuentas con la mejor disposición para construir el camino adecuado. La verdad te permite pedir excusas cuando te equivocas, aceptar tus errores y por supuesto pedirle con tranquilidad a tu entorno que te hable con claridad así muchas veces no te guste.

 

El romanticismo de la verdad le imprime a la relación con tus clientes, equipo, socios y entorno un sello de confianza desde el día cero, te facilita plantearle a alguien que apueste por tus ideas, te quita el manto de la prepotencia  y la arrogancia para reconocer las fortalezas hasta de tu más acérrimo competidor o contradictor, te permite alagar las habilidades de otro y aceptar tus errores…te permite establecer el verdadero networking, el de las relaciones sinceras, el que no necesita firmar una alianza en el papel, sino simplemente respetar el acuerdo hecho cuando te diste la mano.

 

A veces me distraigo en el camino, a veces me siento desanimado y solo, a veces me pregunto si vale la pena, muchas veces me equivoco, en ese momento, el romanticismo de la verdad me habla para decirme que NADIE DIJO QUE IBA A SER FÁCIL, que como lo leí hace poco, “el problema de la receta de la felicidad es que necesita muchos “guevos”.

 

 

Por: Jose Miguel Caro, Director de Plurum Consultores

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