En una visita a un amigo enfermo, Andrés Ramírez -el primer profesor de la cátedra de Felicidad en Colombia- resignificó su concepto de felicidad. Una profunda conversación y la imagen del electrocardiograma de su amigo le hicieron reflexionar que estar vivo es tener altos y bajos, es decir «frecuencia cardiaca», y que hasta ese momento su idea de felicidad solo había contemplado estados de alegría, tranquilidad, entusiasmo y paz.

«Si graficáramos estos sentimientos en el electrocardiograma bajo mi idea anterior de la felicidad, tendríamos que estar muertos, no vivos, pues la vida está llena todos los días de miedos, frustraciones, angustias, molestias, tristezas y estos sentimientos también son parte de la felicidad, de estar vivos.

Entendí que debemos abrazar todo lo que la vida nos entrega, que con nuestras acciones construimos la felicidad y que todos estos sentimientos nos permiten ser humanos y vivir una vida real. Ahora mi propia idea es que la felicidad es la vida, toda, que actuando de forma asertiva y coherente con nuestros pensamientos, palabras, sentimientos y acciones podemos vivir plenamente de forma permanente: sabiendo que la felicidad, a veces, tiene que abrazar la tristeza, darle la mano y enseñarle el camino.

Andrés Ramírez