Descartes no conocía el futuro- Andrés Ramírez

Cuando René Descartes proclamo el famoso “Cogito Ergo Sum” –Pienso, luego existo–desconocía lo que la revolución tecnológica lograría con la pirámide del conocimiento.  Todo nuestro modelo académico está basado en el pienso, en lo cognitivo, sin embargo, hoy los datos ya no son la base de la pirámide del conocimiento, están arriba, son la cúspide y han logrado reemplazar, a través de la tecnología, el pensamiento humano en muchos campos; el Big Data es un fenómeno del que debemos empezar a ocuparnos con urgencia. 

 

Desafiando a Descartes estoy convencido que nuestro valor hoy no radica en nuestra capacidad de pensar, radica en nuestra capacidad de amar, de relacionarnos, de coexistir, entonces podríamos argumentar que: nos amamos, luego existimos.

 

En el YO pienso, luego YO existo, no estas incluido TÚ, es individual, por eso me gusta plantear el amor desde el nosotros. Existimos cuando nos aman y los otros existen cuando los amamos, de hecho, antes de uno, fueron dos, quienes en condiciones ideales se amaron y ese amor le abrió paso a nuestra vida.  Luego existo cuando soy amado, al menos por alguien, al menos por uno.  ¿Por qué será tan difícil hablar de amor en la academia o en el contexto organizacional?

 

¿Cómo logramos demostrar que amamos a alguien? … Estoy convencido que amamos al otro cuando logramos condolernos con su dolor, pues existe una relación directa entre el amor y el dolor.  Si me dueles poco, te amo poco y si me dueles mucho, te amo mucho.  Cuando relaciono el amor con el dolor, no con sufrimiento, me refiero a que me duele lo que a ti te duele en la medida en que te amo.  Si el otro no te importa, no lo amas y le pasa algo, no te duele.  ¿Se entiende?, imaginemos el amor incondicional de un padre o una madre, es el amor en su forma más pura.  Los padres no nos la pasamos sufriendo por nuestros hijos, sin embargo, si a un hijo le pasara algo, sentiríamos su dolor como propio.  Cuando quien amamos muere, algo de nosotros morirá con esa persona. 

 

Existe una preocupación de varios pensadores contemporáneos por la cantidad de humanos inútiles que vamos a existir en el futuro (muchos más de los que ya existen), reemplazados por las máquinas y despojados de nuestros trabajos.  ¿Cuál es nuestro rol entonces?, ¿Cómo se está preparando la humanidad para enfrentar este reto?  la respuesta estará en lograr que aprendamos a coexistir, a relacionarnos mejor, a amarnos más, de esta manera encontremos lo que todavía hoy los algoritmos no han logrado resolver… ¡las emociones!

 

Si en el pasado todo el esfuerzo estuvo planteado desde la razón, desde el pensamiento, el futuro serán las emociones y espero, con todas las fuerzas de mi corazón, que la ciencia no logre crear un algoritmo capaz de generar emociones.  Nuestro rol como especie ya no está en vender productos o servicios, lo que hoy vendemos todos, son experiencias y ahí todavía creo que tenemos algún chance.

 

Andrés Ramírez

@aro1975

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